Un ruido te despierta en medio de la noche, no es un sonido aterrador, quizás sólo ha sido un crujido leve o un ratón dando su paseo nocturno. No obstante, te sientes inquieto. Cierras los ojos tratando de volver a dormir. Los minutos pasan pero no puedes lograr recuperar el sueño. De pronto sientes que algo se te sube encima. Abres los ojos aterrorizado para encontrarte con una criatura horrible cuya boca armada de dientes filosos se lanza rápidamente a tu cuello inmóvil. ¿Te suena? Es la escena genérica de toda película de vampiros. Seamos sinceros: los vampiros están de súper moda. La saga de Crepúsculo ha revivido el interés en el tema, pero no sólo se queda ahí. Comics como Blade, películas como “Entrevista con un vampiro” o “Drácula”, y series televisivas como “Buffy: la caza-vampiros”, “The strain” o “Diarios de vampiros”, han llenado nuestras cabezas de monstruos chupasangre. Como cerecita en el pastel, durante el siglo XX, un caballero llamado Montague Su
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