Soy una persona que le gusta hacer reír a otros. A lo largo de mi tiempo como conferencista, he descubierto que no hay mejor manera de trabajar en equipo, generar confianza y mantener la actitud positiva, que en un ambiente que se ha limpiado con unas cuantas carcajadas. En mis charlas y clases universitarias suelo usar el humor para romper el hielo; además de que lo utilizo para mantener la atención de oyentes que de otra manera se pondrían a dormir. El problema es éste: ¿Qué hace reír a la gente? Yo no soy un cuenta chistes. No interrumpo una charla para decirles una anécdota divertida o imitar a algún comediante de moda. Nada de eso. Generalmente el humor viene del mismo tema que se esté tratando (¡y cuánto buen humor puede generarse de temas de salud mental!)... Sin embargo, me he dado cuenta de algo poderoso: ¡No hay mejor chiste que el que uno hace de sí mismo! LAS CONSECUENCIAS DE REÍR DE TI MISMO Si eres conferencista, maestro, vendedor, incluso
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