Soy una persona que le gusta hacer reír a otros.
A lo largo de mi tiempo como conferencista, he descubierto que no hay mejor manera de trabajar en equipo, generar confianza y mantener la actitud positiva, que en un ambiente que se ha limpiado con unas cuantas carcajadas.
En mis charlas y clases universitarias suelo usar el humor para romper el hielo; además de que lo utilizo para mantener la atención de oyentes que de otra manera se pondrían a dormir.
El problema es éste: ¿Qué hace reír a la gente?
Yo no soy un cuenta chistes. No interrumpo una charla para decirles una anécdota divertida o imitar a algún comediante de moda. Nada de eso. Generalmente el humor viene del mismo tema que se esté tratando (¡y cuánto buen humor puede generarse de temas de salud mental!)...
Sin embargo, me he dado cuenta de algo poderoso: ¡No hay mejor chiste que el que uno hace de sí mismo!
LAS CONSECUENCIAS DE REÍR DE TI MISMO
Si eres conferencista, maestro, vendedor, incluso líder religioso o social, y no eres capaz de reír de ti mismo, estás realmente muy limitado.
La capacidad de bromear con tu propia persona traerá algunas interesantes e invaluables consecuencias a tu trabajo (y a tus relaciones sociales) que pienso que no querrás despreciar. Déjame citar algunas a vuelapluma:
1-. Establecerás Rapport de forma más rápida: Los psicólogos llamamos rapport a una relación de confianza entre dos o más personas. Generalmente, cuando dos personas se conocen hay un proceso para que se genere confianza entre ambas, sin embargo ese proceso se puede acelerar cuando uno de los dos no teme bromear.
2-. La gente se relaja al saber que no tienen que mantener su imagen de perfección: Es una consecuencia de lo que acabo de decir. Cuando descubrimos que nuestro interlocutor no tiene esa máscara de perfección, ni ese aire de intachable, también los demás se relajan. Para muchas personas es liberador un ambiente así.
3-. Te relajas tú mismo: No sólo los demás se sienten liberados al no necesitar las máscaras de la perfección, también tú mismo experimentarás esa liberación. Hay personas que sienten que el mundo se les cae encima si les toca hablar en público y cometen un error... Pero si sólo dices "eso no me salió muy bien" y te ríes, te sentirás mejor y los demás también. De esa manera, hablar en público es menos estresante.
4-. Se va la negatividad: Cuando estaba en la Universidad, mi grupo de clases y yo nos sentíamos muy estresados debido a fuertes conflictos con la administración de ese centro de estudios. ¡Estábamos, literalmente, con los puños crispados! Se hablaba de hacer cartas, ir a huelgas, salir de la carrera en protesta... De pronto, llegó nuestra docente y, justo al atravesar la puerta, dejó caer su bolso con todos sus libros... "Diablos", gritó, "culparé a la universidad de esto". ¡Todos reímos! La negatividad se fue en un segundo, recibimos nuestra clase y luego, con la cabeza fría, pudimos hacer un mejor plan de acción para resolver el problema.
5-. Te perciben como una persona más digna de confianza: Aquella joven vendedora con algunos kilos de más me previno de comprar una computadora barata diciendo "mi mamá me regaló una computadora de esa marca... pero duró más mi dieta que su buen funcionamiento". ¡No sólo me reí, sino que de inmediato se ganó mi confianza! Compré una marca de computadora más cara y hasta envío a mis amigos que desean comprar nuevos ordenadores a visitar a la vendedora gordita.
Así que si reír de ti mismo te abre tantas posibilidades, déjame hacerte la pregunta favorita del Joker: "¿Por qué tan serio?".
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