El Poema 13 apareció en el libro "Veinte poemas de amor y una canción desesperada", escrito por Pablo Neruda, en 1924, cuando apenas tenía diecinueve años de edad. Es uno de los poemas más conocidos de la literatura latinoamericana (quizás, sólo superado por la perfección del poema 20).
En este poema de métrica y rima libre, el yo lírico comienza hablando desde el erotismo, luego desde un romanticismo tierno y acaba evolucionando en lo que parece ser una queja de desengaño que hace que el corazón del poeta se cierre como una flor nocturna.
Dice así:
He ido marcando con cruces de fuego
En este poema de métrica y rima libre, el yo lírico comienza hablando desde el erotismo, luego desde un romanticismo tierno y acaba evolucionando en lo que parece ser una queja de desengaño que hace que el corazón del poeta se cierre como una flor nocturna.
Dice así:
He ido marcando con cruces de fuego
el atlas blanco de tu cuerpo.
Mi boca era una araña que cruzaba escondiéndose.
En ti, detrás de ti, temerosa, sedienta.
Historias que contarte a la orilla del crepúsculo,
muñeca triste y dulce, para que no estuvieras triste.
Un cisne, un árbol, algo lejano y alegre.
El tiempo de las uvas, el tiempo maduro y frutal.
Yo que viví en un puerto desde donde te amaba.
La soledad cruzada de sueño y de silencio.
Acorralado entre el mar y la tristeza.
Callado, delirante, entre dos gondoleros inmóviles.
Entre los labios y la voz, algo se va muriendo.
Algo con alas de pájaro, algo de angustia y de olvido.
Así como las redes no retienen el agua.
Muñeca mía, apenas quedan gotas temblando.
Sin embargo, algo canta entre estas palabras fugaces.
Algo canta, algo sube hasta mi ávida boca.
Oh poder celebrarte con todas las palabras de alegría.
Cantar, arder, huir, como un campanario en las manos de un loco.
Triste ternura mía, qué te haces de repente?
Cuando he llegado al vértice más atrevido y frío
mi corazón se cierra como una flor nocturna.
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