¿Tiene algún sentido la vida? ¿No es la vida, y todas sus rutinas, algo absurdo e ilógico? Y si la vida no tiene sentido, ¿por qué no nos suicidamos?
Tales problemas fueron abordados por el gran filósofo y escritor francés, Albert Camus, cuyo libro "El Mito de Sísifo" es una de los obras filosóficas más importantes del siglo pasado.
En este libro, Camus trata de demostrar que nuestra realidad es absurda y carente de sentido racional, pero, a la vez, no induce al lector al suicidio (sea éste real o filosófico), sino que le invita a aceptar el absurdo como parte de nuestra experiencia vital.
He acá algunas de las frases de Camus en el "Mito de Sísifo". Nótese que son extraídas de los primeros capítulos. Iré agregando más a medida que avance en la lectura de esta gran obra.
1-. No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio: el suicidio.
Juzgar si la vida vale o no vale la pena de vivirla es responder a la pregunta
fundamental de la filosofía.
2-. Galileo, que defendía una
verdad científica importante, abjuró de ella con la mayor facilidad del mundo,
cuando puso su vida en peligro. En cierto sentido, hizo bien.
3-. Veo que muchas
personas mueren porque estiman que la vida no vale la pena de vivirla. Veo a otras
que, paradójicamente, se hacen matar por las ideas o las ilusiones que les dan una
razón para vivir.
4-. Lo que se llama una razón para vivir es, al mismo tiempo, una
excelente razón para morir.
5-. Matarse, en cierto sentido, y como en el melodrama, es confesar. Es
confesar que se ha sido sobrepasado por la vida o que no se la comprende.
6-. Vivir, naturalmente,
nunca es fácil. Uno sigue haciendo los gestos que ordena la existencia, por muchas
razones, la primera de las cuales es la costumbre. Morir voluntariamente supone que
se ha reconocido, aunque sea instintivamente, el carácter irrisorio de esa costumbre,
la ausencia de toda razón profunda para vivir, el carácter insensato de esa agitación
cotidiana y la inutilidad del sufrimiento.
7-. Como todos los hombres sanos han
pensado en su propio suicidio, se podrá reconocer, sin más explicaciones, que hay un
vínculo directo entre este sentimiento y la aspiración a la nada.
8-. Adquirimos la costumbre de vivir antes que la de pensar.
9-. Se ha fingido creer que negar un sentido a la vida lleva
forzosamente a declarar que no vale la pena de vivirla. En verdad, no hay
equivalencia forzosa alguna entre ambos juicios.
10-. Todas las grandes acciones y todos los grandes pensamientos tienen un
comienzo irrisorio. Las grandes obras nacen con frecuencia a la vuelta de una
esquina o en la puerta giratoria de un restaurante. Lo mismo sucede con la
absurdidad.
11-. Levantarse, coger el tranvía,
cuatro horas de oficina o de fábrica, la comida, el tranvía, cuatro horas de trabajo, la
cena, el sueño y lunes, martes, miércoles, jueves, viernes y sábado con el mismo
ritmo es una ruta que se sigue fácilmente durante la mayor parte del tiempo. Pero un
día surge el "por qué" y todo comienza con esa lasitud teñida de asombro.
12-. ¿De quién y de qué puedo decir, en efecto: "¡Lo conozco!"? Puedo
sentir mi corazón y juzgar que existe. Puedo tocar este mundo y juzgar también que
existe. Ahí termina toda mi ciencia y lo demás es construcción.
13-. Yo decía que
el mundo es absurdo y me adelantaba demasiado. Todo lo que se puede decir es que
este mundo, en sí mismo, no es razonable. Pero lo que resulta absurdo es la
confrontación de ese irracional y ese deseo desenfrenado de claridad cuyo
llamamiento resuena en lo más profundo del hombre. Lo absurdo depende tanto del
hombre como del mundo. Es por el momento su único lazo. Une el uno al otro como
sólo el odio puede unir a los seres.
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