LA CUEVA DE ADULAM

Cuando la Psicología era una ciencia que todavía estaba en pañales, y el conductismo estaba de moda, se escuchaba la teoría de la “tábula rasa”. La tábula rasa se refiere a una pizarra limpia en la cual nadie ha escrito nada. Según esta teoría las mentes de los niños nacían como pizarras limpias y eran los adultos los encargados de escribir en ellas mediante la crianza y la educación. De esa manera, si un niño se portaba mal era debido a que sus padres lo educaron de forma errónea, le habían dado un pésimo ejemplo o quizás hubo algo en su medio ambiente que hizo que ese niño desarrollara esa conducta tan perjudicial. Hoy ya no creemos lo mismo. Las investigaciones genéticas han arrojado resultados sorprendentes acerca de cómo influyen nuestros genes en nuestro comportamiento agresivo, violento, egoísta, hipócrita, adictivo y maléfico. Sí, aunque usted no lo crea: Hay niños que han nacido para ser malos. NACIDOS CON LA MARCA MALDITA. En el mundo mo

Dos guerreros de las artes marciales, dos actores extraordinarios, dos filósofos del pensamiento oriental, dos dioses del Kung Fu. Bruce Lee ha sido reconocido como el artista marcial más influyente del siglo XX. Jet Li, por su parte, ha adquirido renombre por películas estupendas, llenas de acción. Cuando ponemos en el mismo pensamiento a ambos guerreros surge una pregunta inevitable: ¿quién vencería en un enfrentamiento a muerte? Yo soy un científico y como buen científico busco la respuesta a mis preguntas creando un marco sistemático y parámetros medibles que me ayuden a evaluar la realidad. Ok, ¿qué rayos significa eso? Significa que para poder saber quién ganaría en una pelea a muerte debemos evaluar los parámetros más importantes en una pelea. Estos parámetros son: Experiencia en combate. Poder físico. Dominio de técnicas. EXPERIENCIA EN COMBATE. Jet Li, sin lugar a dudas, tiene experiencia en combate. Antes de convertirse en un actor fam

-¿Quieres tomar un trago esta noche? La voz de Emily White al otro lado de la línea telefónica ya no sorprendía a Samuel Home, pero aquella pregunta era tan inesperada e ilógica que por varios segundos se quedó sin poder responder hasta que Emily perdió la paciencia. -Si tienes otra cosa qué hacer –dijo-, mejor olvídalo. Adiós. -No, no, no, espera –gritó Home, antes de que ella le colgara el teléfono-.  Disculpa. Claro que quiero salir. -Hay un lugar en la avenida Baudelaire, es un bar llamado El Gato Negro –explicó ella-. ¿Te veo a las ocho? -Por supuesto, a las ocho… Oye, ¿qué has sabido del “Vampiro de Nueva Jersey”? ¿El FBI tiene el caso? -No, es un caso de la policía local –dijo White con fastidio-. ¡Por favor,  Samuel, está noche me gustaría que tengamos la primera conversación donde no charlemos de sucesos paranormales y cadáveres descompuestos! -Lo siento, detective –rió Home-. Esta noche me portaré como un tipo normal. -Y algo más –dijo ella, a