Una duda
constante en las mujeres es: ¿Por qué los hombres son infieles? ¿Cuáles son las
razones que impulsan a un hombre a la infidelidad? La psicología presenta cinco
razones de la infidelidad masculina que trataré de explicar a continuación.
RAZÓN 1: LAS
MISMAS MUJERES.
Las mujeres,
en general, se quejan de la infidelidad de los hombres, sin embargo los hombres
no son infieles solos: ¡Ellos necesitan de mujeres!
Los hombres
solo pueden ser infieles si tienen una mujer dispuesta a ignorar su relación y
convertirse en la “otra”. Si las mujeres compartieran un código, una especie de
regla femenina, en la que ninguna se meta con el novio o el esposo de otra, la
infidelidad se reduciría drásticamente.
Si las
mujeres dejaran de traicionarse de forma mutua a los hombres no les quedaría
más opción que volverse gays para ser infieles por lo cual, aquellos que no
tengan tendencia a la bisexualidad, tendrían que conformarse con su pareja.
RAZÓN 2:
FALTA DE EMPATÍA.
La empatía
se define como la capacidad de ponerse en el lugar de otro y sentir lo que esa
persona siente.
Recientes estudios
han demostrado que hombres con alto nivel de empatía tienden a ser más
románticos, respetuosos y considerados que los hombres con bajo nivel en esta
capacidad.
No obstante
también un alto nivel de empatía está asociado a la fidelidad. Los hombres
empáticos tienen más problemas para ser infieles debido a que se detienen a
pensar en qué sentiría su pareja si se diera cuenta y en cómo se sentiría él si
le hicieran lo mismo. Por esta razón sufren culpabilidad prematura y eligen
evitar la infidelidad.
Un hombre
con bajo nivel de empatía, sin embargo, no piensa en estas cosas y experimenta
poca culpabilidad al ser infiel.
RAZÓN 3: LA
CULTURA MACHISTA.
No es una
sorpresa para nadie oír que nuestra cultura, especialmente en Latinoamérica, es
totalmente machista.
Desde niño
el hombre aprende que está bien tener muchas mujeres, que los sentimientos
femeninos importan poco y que es una idiotez ser fiel. Con semejante lavado de
cerebro desde la infancia los niños crecen para convertirse en cretinos
infieles y promiscuos.
Esto es
también culpa de las mujeres. Las madres, sin querer, refuerzan los
estereotipos cuando le dicen a un niño que los “machitos no lloran”, que él
debe jugar futbol mientras su hermana juega con las muñecas y por estarle
insistiendo con la pregunta “¿qué niña te gusta?”
RAZÓN 4: LA
RUTINA SEXUAL.
Mi abuela,
al referirse a los hombres, le aconsejaba a sus nueras: “un marido que come
bien en la casa no necesita andar buscando restaurante”. Era una forma limpia
de decir que si la mujer lo satisfacía en casa él hombre no necesitaría de
otra.
Esto es
particularmente cierto en el terreno sexual. Muchos hombres son infieles debido
a que la rutina se ha instalado en la cama. Hacer el amor siempre de la misma
manera, a la misma hora, en la misma posición, durante meses y meses es un
ingrediente para una infidelidad segura.
El hombre
necesita ser constantemente estimulado para mantener su interés en el sexo. La mujer
que permite que la relación se deslice por los derroteros de la rutina prácticamente
está lanzando a su esposo o pareja a los brazos de otra que sí lo sepa
estimular.
Cosas tan
sencillas como probar una nueva posición, dar rienda suelta a una fantasía, un
masaje o vendarse los ojos puede hacer maravillas en la vida sexual de una
pareja y prevenir el demonio de la infidelidad.
RAZON 5:
HORMONAS Y GENES
Según los
científicos estadounidenses, la tendencia a la infidelidad y la promiscuidad
podría ser genética. Si esto es cierto, las personas infieles sí que no podrán
hacer nada con 'su naturaleza'.
Los
investigadores de la Universidad de Binghamton, Estado de Nueva York, revelaron
que existe un gen ligado a la promiscuidad, la infidelidad y las aventuras de
una noche.
Se reveló
que la infidelidad y la promiscuidad están ligadas con la mutación del gen
DRD4, vinculado con el receptor de dopamina D4.
Los receptores
de dopamina se asocian con el efecto de placer en el organismo. Como opinan los
académicos, la motivación para cometer actos de infidelidad y promiscuidad
proviene de un sistema de placer y recompensa del cerebro en el que se libera
una dosis de dopamina, hormona del placer.
Por tanto es
probable que la conducta infiel de muchos hombres se encuentre determinada por
los genes, sin embargo los mismos científicos admiten que muchos mujeriegos
pueden cambiar y volverse monógamos.
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