Desde hace unos días se ha podido ver en los cielos de mi barrio matagalpino un extraño objeto con luces rojas y naranjas que ha llamado la atención de más de un crédulo desocupado.
Su primera aparición fue la semana pasada y causó tal conmoción que hubo personas que detuvieron sus autos y se bajaron para observar, mientras los niños corrían alegremente tras el objeto. ¿De qué se trataba? ¿Estábamos recibiendo una visita alien en Matagalpa? ¿Era una delegación de marcianos sandinistas que estaban visitando el país en ocasión de las fiestas del 19 de Julio? ¿Debíamos llamar a la fuerza aérea? Nada de eso. El ovni no era más que el artilugio de un niño.
NADA MÁS QUE UN JUGUETE.
Mi esposa miró el aparato en la noche del sábado y lo describió como un objeto con luces rojas y anaranjadas que danzaba entre las nubes.
Yo no pude verlo, pero por su descripción supuse que se trataba de las luces de la cola de un avión y que éste parecía volar por varias direcciones por las nubes que, esa noche, pasaban con gran velocidad. Sin embargo, tampoco pude descartar la hipótesis de que no fuera más que una bengala tirada para celebrar el 19 de Julio.
Fue una niña la que me reveló la verdad.
El aparatito no era más que el excentrico juguete de un niño y ella misma lo había operado a control remoto.
Pero, entonces, ¿por qué mi esposa lo miró en las nubes si ese juguete no se eleva más que unos metros sobre el techo? Bueno, eso se debe a que en la noche es muy difícil distinguir el tamaño de los objetos y su proximidad. De día es más sencillo porque nuestro cerebro compara los tamaños con otros objetos visibles pero de noche (especialmente una noche nublada, en la que no se ven estrellas) eso es muy difícil.
10 RAZONES POR LAS QUE NO CREO EN OVNIS.
Aprovechando el tema, me gustaría exponer aquí las razones por las que no creo en ovnis pero como me da pereza escribirlo con mis propias palabras le hago un préstamo a la fantástica página La Ciencia Y Sus Demonios y copiaré sus diez razones para no creer en extraterrestres (dejo el link original al final).
Helas aquí:
1.- Ni una prueba. A pesar de las
toneladas de testimonios y presuntas imágenes y vídeos de OVNI, a día de hoy no
existe ni una sola fotografía que muestre claramente una nave alienígena o un
organismo extraterrestre. O lo que es todavía más importante, no disponemos ni
de medio gramo de chatarra ni de medio nanogramo de presunto material genético
alienígena.
2.- Todos somos humanos. Siempre
se presenta a los extraterrestres con aspecto humanoide: simetría bilateral,
bípedos con cuatro extremidades, dos ojos, nariz, boca, etc. Las probabilidades
de que la evolución haya producido dos organismos semejantes a partir de
orígenes distintos de la vida son extremadamente escasas.
3.- Estás muy lejos. Las
distancias entre estrellas son enormes, y representando la velocidad de la luz
un límite infranqueable para la materia, un viaje interestelar tripulado
llevaría tanto tiempo que en muchos casos incluso sería necesaria una «nave colonia», capaz de
albergar en su seno una civilización durante muchas generaciones. Hasta las
estrellas más cercanas suponen un serio problema de tiempo: una nave viajando a
la mitad de la velocidad de la luz tardaría más de 16 años en ir y volver a
Proxima Centauri (la estrella más cercana), un poco lento para un programa de
experimentación. Otras estrellas lejanas, como Rigel, exigirían 1700 años solo
para uno de los trayectos.
4.- Illuminati. Con más de
cuarenta años de ufología moderna, es muy poco probable que todos los gobiernos
del mundo hayan conseguido ocultar completamente las numerosas “presuntas
pruebas” acerca de tales “visitas”. Las cuáles además y en más de una ocasión,
según los propios ufólogos, han sucedido con “multitud de espectadores” o a la
vista de varios “lugares públicos”.
5.- Somos el centro del universo.
Existen descripciones de decenas de «especies» extraterrestres diferentes, y
todas nos visitan a nosotros. Si hay tantas civilizaciones visitantes, hay que
asumir que la vida inteligente en el universo es muy abundante, lo que exigiría
pensar a su vez que los planetas con vida como la Tierra serían innumerables.
¿Porqué precisamente nos visitan tanto a nosotros?
6.- ¿O más bien estamos en las
afueras? En el caso contrario, y si la inteligencia es poco abundante en el
cosmos, la probabilidad de que decenas de especies inteligentes visiten un
planeta situado en los confines de la galaxia resulta difícil de considerar.
7.- Tranquilidad extraterrestre.
Los creyentes en el fenómeno OVNI afirman que ya nos visitaban en tiempos
precolombinos o del antiguo egipto. No es muy probable que durante miles de
años se mantenga la misma pauta de observación, sin contactar o sin variar los
métodos de acercamiento. Nos deberían conocer ya de sobra.
8.- No hay nada como hacerlo tu
mismo. Si nos encontramos (como parece) en “fase de observación”, y habida
cuenta de los impedimentos anteriores, cabría esperar que una especie
inteligente no enviara naves tripuladas a observar un nuevo planeta, sino
sondas automáticas. De igual forma, no sería necesario acercarse hasta la
superficie para estudiar la vida del planeta, una especie con la tecnología
suficiente como para llegar hasta aquí podría hacerlo desde la órbita terrestre
sin ningún problema.
9.- Unos tanto y otros tan poco.
El fenómeno de avistamiento no es homogéneo. Si las visitas fueran tan reales y
frecuentes como se pretende, no sería lógico que algunas personas hayan visto y
sigan viendo numerosos OVNI, mientras que la inmensa mayoría no haya visto
ninguno.
10.- Tulipán. Es incongruente
que, por un lado, los visitantes pretendan permanecer ocultos durante miles de
años y por otro, utilicen naves brillantes y llenas de luces que aumentan su
visibilidad.
FUENTE: http://lacienciaysusdemonios.com/2010/01/23/los-extraterrestres-vistos-por-nuestros-lectores/
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