Los vampiros y vampiresas son una clase de populares criaturas que se alimentan de la sangre o de la fuerza vital de sus víctimas. Generalmente se cree que son cadáveres de seres humanos que, al no encontrar la paz en sus tumbas, se levantan cada noche para depredar a sus antiguos seres queridos.
Algunos parecen bestias monstruosas y aterradoras, otros son seres hermosos de una sensualidad prohibida y los hay que parecen simples seres humanos comunes.
No están vivos, ni muertos, son cazadores nocturnos obsesionados con una única presa: nosotros.
CARACTERÍSTICAS DE LOS VAMPIROS
El mito de los vampiros tiene raíces muy antiguas, remontándose hasta los babilonios, asirios, egipcios y hebreos. De hecho, no olvidemos que nuestra ya mencionada Lillith (considerada un demonio de las tormentas y la noche, además de la primera esposa de Adán) se le atribuye ser la madre de unas criaturas malignas, muy parecidas a los vampiros.
Sin embargo, es hasta en la Edad Media, en Europa Central, cuando se perfilan las características más interesantes de estos seres. Entre ellas tenemos que el vampiro:
1-. Es un ser que no está ni vivo ni muerto, es decir un “no-vivo”.
2-. Posee una boca dotada de dos dientes agudos para perforar los cuellos de sus víctimas, aunque en ciertos pueblos de la Europa antigua se creía más bien en una lengua armada de un filoso aguijón.
3-.Es un ser nocturno que se evade de la luz solar.
4-.Le resulta imposible entrar a un hogar a menos de que sea invitado, pero que una vez es invitado puede entrar y salir de este hogar a voluntad.
5-.Tiene temor a los símbolos cristianos como las cruces y el agua bendita y una inexplicable vulnerabilidad a la plata.
VARIACIONES DE LAS LEYENDAS
Es necesario hacer notar que no todas las leyendas concuerdan. Como típico producto de la mente y los temores humanos, la creatividad se desborda en incontables variantes para nuestros amigos chupa-sangre.
Para algunos pueblos el vampiro no puede asomarse a la luz solar sin sufrir grave perjuicio, no obstante, otros pueblos lo convierten en un ser perfectamente diurno y hasta capaz de mudarse a un sitio, poner su casa, formar una familia y tener una vida totalmente normal.
En algunas regiones europeas enfrentar a un vampiro requería desenterrar el cadáver, clavarle una estaca de madera al corazón y decapitar al cadáver, mientras se recitan las más variadas oraciones. En otros sitios, bastaba con una misa y un talismán de protección para conjurar las visitas de tal ser.
Era frecuente que se requiriera exorcismos para que estos seres abandonaran los hogares y, por supuesto, tener la precaución de no abrir las puertas en la noche, ya que los oscuros engendros tocaban la puerta descaradamente o llamaban a las personas desde la profunda oscuridad de las noches medievales.
EL PRIMER VAMPIRO DOCUMENTADO
Jure Grando fue un campesino común, habitante del pueblo de Kringa, en Croacia, por el año de 1656. Un día cualquiera, el bueno de Jure se murió por alguna enfermedad desconocida y fue enterrado como cualquier persona normal en el cementerio de la comunidad.
Nada fuera de lo común, todo muy ordinario, excepto por un detalle inesperado: Jure no se quedó en su tumba.
Esa misma noche, el campesino emergió de la tierra transformado en un estrige… ¡Y sí! Antes de que me preguntes qué rayos en un estrige te lo contaré: Un estrige es un vampiro de las leyendas eslavas que tiene dos hileras de filosos dientes.
Este regreso de Jure dio inicio a una pesadilla de diecisiete años para el pequeño pueblo de Kringa. El maligno vampiro salía por las noches para atacar y violar a su viuda, acechaba a las mujeres, asaltaba a los vecinos para sacarles sangre y aterraba a los niños asomándose por las ventanas en mitad de la noche con una sonrisa adornada de dientes o con un rostro melancólico.
Finalmente, los buenos moradores de Kringa se artaron del estrige y se unieron para desenterrar el cadáver de Jure a pleno día, cuando no tenía ningún poder. Realizaron un exorcismo en sus despojos y cortaron la cabeza del desgraciado.
Es probable que, siguiendo los ritos antiguos, también quemaran la cabeza y pusieran el cuerpo pecho abajo.
Es el primer caso bien documentado de un vampiro del que se tenga noticia, pero definitivamente no el único.
EL VAMPIRO DE AYER, EL VAMPIRO DE HOY
En épocas antiguas el mito del vampiro se extendió debido a las despiadadas epidemias que asolaron el viejo continente. Enfermedades tan variadas y crueles como la peste o el cólera no podían ser explicadas sin ayuda de la ciencia, que en ese momento estaba en pañales. Las viejas supersticiones, por tanto, señalaron al vampiro como el culpable perfecto.
Hoy en día ya no tememos a los no-muertos, pero el mito sigue activo por una combinación de atractivo y morbo. Los vampiros aparecen en películas, libros, comics, series y hasta en extravagantes cultos seudo-religiosos y tribus urbanas de jóvenes.
Además, no son pocos los que hablan de vampirismo energético o vampirismo emocional, dos fenómenos a los que deberíamos estar muy alertas.
Pronto estaremos explorando estos y otros aspectos en nuevos artículos.
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