Todos conocemos, o al menos tenemos una idea, de cómo es el juego de la Ouija. A primera vista, no es la gran cosa. Generalmente es un tablero de cartón que tiene grabadas todas las letras del abecedario, los números del cero al nueve, y las palabras "SÍ", "NO" y "ADIÓS".
La idea es que, tras invocar un espíritu, éste guiará las manos de los participantes para señalar letras o números con el cual crear un mensaje.
Puedes preguntarle lo que quieras al "espíritu", pero debes asegurarte de no abandonar el juego hasta que el espectro decida marcharse o darle una despedida apropiada. Interrumpir el juego abruptamente puede ser peligroso, sobre todo porque el espíritu invocado no regresa a las regiones del Más Allá, sino que se queda deambulando, generalmente acosando a los que se atrevieron a contactarlo.
Vendida como un simple juego para niños hace algunas décadas, la Ouija ha venido adquiriendo connotaciones ocultistas y muchas personas le tienen miedo, a pesar de que los escépticos dicen que los mensajes son creados por el mismo subconsciente de los jugadores.
Quizás los incrédulos tengan razón... pero, ¿cómo catalogamos los casos en que jugar la Ouija ha devenido en posesiones demoniacas y ataques espirituales? Al menos en mi país, Nicaragua, ha habido tres casos de estos que aún son recordados como una advertencia para no jugar con lo Invisible.
1-. LAS JÓVENES POSEÍDAS DE "SAN RAFAEL DEL SUR".
Sucedió en 2016. Un grupo de estudiantes del colegio Ricardo Morales Avilés decidieron jugar la Ouija guiadas por la curiosidad adolescente. Todo se desarrolló normalmente hasta que la curiosidad fue vencida por el miedo, y las jóvenes interrumpieron el juego.
Grave error.
Dos chicas comenzaron a experimentar comportamientos extraños, intentos de suicidio y aparentemente alucinaciones. La peor parte se la llevó una quinceañera de nombre «Suleydi», que empezó a experimentar actividades demoníacas en su casa: Puertas que se abrían y cerraban, fuerte olor a azufre y hematomas en su piel.
La chica recibió un exorcismo televisado a nivel nacional antes de que el pastor evangélico la declarara libre de la influencia maligna tras varias horas de oraciones.
Cuando finalmente se creía que la cosa había terminado, la prima de «Suleydi», llamada «Tania» también comenzó a tener comportamientos extraños y hablar con una voz siniestra, por lo que se le tuvo que practicar el exorcismo (ya que el pastor declaró que el ente que había escapado de la primera chica entró en ella). Al final, la segunda joven fue liberada cuando vomitó sobre el piso una sustancia efervescente de color indescifrable... ¡Todo en TV nacional!
2-. EL JOVEN POSEÍDO DE MANAGUA
El 17 de abril del 2018, un menor de catorce años, cuyo nombre no trascendió (seguramente por ética periodística) tuvo que ser atado de manos y pies luego de presentar un comportamiento agresivo.
El chico había jugado la Ouija con sus amigos y, de ser un chico normal de personalidad tímida, se convirtió en un energúmeno que trataba de lastimar a su propia madre.
El joven fue llevado a la Iglesia Bethel en Sábana Grande, completamente atado, y, luego de largas horas de exorcismo, finalmente fue "liberado" de la fuerza maligna que lo aquejaba.
3-. EL EXTRAÑO CULTO DE CHICAS EN MATAGALPA
Octubre del 2004. El caso más extraño relacionado con la Ouija ocurrió en la ciudad de Matagalpa, cuando un grupo de, por lo menos, diez chicas estudiantes del colegio Miguel Larreynaga comenzaron a tener comportamientos extraños relacionados con la práctica de la Ouija.
Lo interesante del caso es que se había establecido una especie de culto satánico en el centro de estudios,
Las chicas de entre doce y catorce años (de los turnos matutino y vespertino) habían estado practicando con la Ouija desde hacía tres años. Algunas estaban tan comprometidas que habían ofrecido la vida de unos gatos al demonio con el que contactaban.
Cuando el espíritu las tentó a llevar las cosas a otro nivel, una de las muchachas ofreció la vida de su hermanito de cuatro años, pero por algún motivo el ritual no se completó y las cosas se salieron de control.
El demonio le pedía a unas chicas que atacaran a otras, mientras acosaba a otras jovencitas con pesadillas y actos de poltergeist.
Cuando un sacerdote de la orden franciscana llegó al colegio para rezar, una de las chicas corrió tratando de huir de él hasta que los estudiantes la atraparon y pudieron rezar por ella.
Cada chica tuvo que ser exorcizada por separado y algunas de ellas conservaron secuelas psicológicas graves.
El caso escaló a tal punto, que el Ministerio de Educación del país sostuvo encuentros con los directores de los centros educativos para encontrar la manera de evitar futuros roces con el Más Allá.
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