Para la Payita. Cuando llega mayo las noches se vuelven frías. Las lluvias irrefrenables se abalanzan desde los altos cerros lavando el calor del verano, el polvo amarillo y ardiente de abril, la basura que se ha ido acumulando en el Río Grande y la nostalgia del invierno que se cuece a fuego lento durante la Semana Santa. Matagalpa, entonces, parece volver a la vida bajo el hechizo del diluvio. Las calles se revisten de charcos cristalinos en los que se rompe la luz anaranjada del tendido eléctrico, mientras los novios se toman de las manos para salir a la intemperie y disfrutar del ensueño de besarse en la tormenta. El invierno es alegría. Los niños aprovechan el rato para jugar al futbol en el fango de los potreros. Con pelotas remendadas, repiten la final épica de Argentina contra Francia, donde ambos equipos quieren ser la albiceleste y todos los jugadores quieren ser Messi, jugando sangre, a guerra limpia, con goles agónicos de ida y vuelta, con un par de peleas incluidas
MISTERIOS, LEYENDAS, PSICOLOGÍA, ARTE