Continuando con los diez errores
que debemos evitar cometer en nuestro consultorio tenemos:
6-. Temperaturas Desagradables.
En muchos países de habla hispana
la calefacción es innecesaria debido a que casi nunca nieva, no obstante si hay
días bastante fríos, especialmente en los meses lluviosos y en Diciembre y
Enero. Por lo tanto se debe de tener cuidado de impedir que las corrientes de
aire frío se filtren del exterior.
Sin embargo, no es el frío la
principal dificultad en cuanto al clima: es el calor.
En verano las temperaturas pueden
elevarse mucho y en un mediodía cualquiera una persona podría sufrir un golpe
de calor. Es muy difícil que el ambiente del consultorio no tenga el mismo
nivel de calidez del exterior pero es muy importante procurar que el espacio
terapéutico sea fresco y agradable.
La utilización del aire
acondicionado puede solucionar esto pero hay cosas que tener en cuenta. En
primer lugar, los viejos aparatos de aire acondicionado producen un ruido
bastante perturbador. Por otro lado, es cierto que los aparatos más modernos no
tienen este problema, sin embargo la diferencia de temperaturas entre el
exterior y el interior podría causarle al paciente un resfriado repentino.
Tener cuidado en esto es muy importante.
7-. Ruidos Externos.
Si has puesto tu consultorio
cerca de una carretera muy transitada o de un mercado popular verás que tu
capacidad para hacer que tu paciente se relaje se verá muy disminuida.
Los ruidos externos asesinan la
terapia, impidiendo que el paciente se relaje o que nos cuente sin dificultad
la situación que está atravesando. Además de que el paciente tendrá dificultad
para escuchar lo que dice su terapeuta y en ocasiones ambos tendrán que esperar
a que pase un avión, un desfile o se deje de oír el rugido de un motor.
Estar en un sitio silencioso no
siempre es posible. Si uno trabaja para un hospital será imposible no escuchar
el ruido de las sirenas ni las llamadas a los doctores por los parlantes. En mi
caso, por ejemplo, la organización en la que trabajo está ubicada en una calle
céntrica por lo que me veo en la obligación de brindar terapia sólo en horarios
específicos en los que sé que no se oirá tanto ruido.
Cuando mi intuición me falla y de
todos modos se escucha una sirena, o cualquier sonido, me siento obligado a
pedir disculpas al paciente quién por lo general se lo toma a bien.
En todo caso, siempre es lo ideal
que la terapia se desarrolle en un ambiente ajeno a ruidos externos.
8-. Poca Confidencialidad.
El primer tabú del psicólogo es
la confidencialidad y ésta es inviolable. Si nuestro consultorio no puede
mantenerla pues es mejor remitir al paciente con otro terapeuta. Tanto en el
caso de cierto colega que trabaja en un consultorio sin puerta como en una
oficina en la que, a cada instante, abren la puerta y preguntan algo, se está
simplemente asesinando todo proceso terapéutico.
Si no podemos asegurarle a
nuestro paciente que sólo el terapeuta oirá o verá lo que sucede en la consulta
lo mejor es desechar el consultorio y no volver a utilizarlo.
Insisto tanto en este punto que
hasta me atrevo a decir que es más tolerable un espacio caluroso, lleno de
ruidos externos, pesimamente adornado y hasta un poco sucio que un consultorio
dónde no se tiene privacidad.
Sin privacidad y confidencialidad
no hay espacio terapéutico, si no es un espacio terapéutico no hay manera de
que eso sea llamado un consultorio.
9-. Sobrecarga de detalles.
Siempre me gustó la serie de HBO,
In Treatment, en el que se mostraba a un terapeuta con diversos pacientes
brindando lo que parece ser una terapia de psicoanálisis clásico. Eso no
quitaba que viera los innumerables errores que se colaban en el programa, uno
de los más destacados era el pésimo consultorio del protagonista.
Vale era un sitio espacioso,
elegante, no tan bien iluminado (de hecho, era demasiado oscuro, quizás por la
necesidad de dramatismo), pero parecía ser un gran sitio para relajarse… ¿o no?
La verdad es que el consultorio
tenía un exceso de detalles que llamaban la atención. Una enorme cantidad de
libros, cuadros, adornos, barcos en botellas, y otros tantos elementos que no
escapaban a la vista. Cuando se tiene tal cantidad de detalles que pueden llamar
la atención del paciente se puede matar su concentración y hacerle caer en
distracciones inútiles (lo que de hecho, pasa en un par de ocasiones en la
misma serie).
Claro, tampoco soy partidario de
un consultorio que consista en cuatro paredes, un techo y dos muebles para
sentarse. Los detalles decorativos son importantes, siempre que sigan siendo
decorativos y no vayan a tomar un protagonismo en el consultorio.
10-. Herramientas fuera del Consultorio.
No me imagino a un cirujano que
en medio de la operación deje a su paciente para ir a buscar algo que olvidó en
otro cuarto.
Lo que sería falta de
profesionalismo en este caso, no es menos grave en el terapeuta que le pide a
su paciente que le espere mientras busca en otro sitio alguna herramienta psicoterapéutica.
Es necesario tener un mueble en
el que podamos guardar diversas herramientas terapéuticas como los test
psicológicos, además de otros materiales necesarios como hojas sueltas,
lápices, borradores, etc. Por otro lado, hay terapeutas que usan libro-terapia
(y necesitan tener libros dentro del consultorio) o guardan cuadernos limpios
que obsequiar a sus pacientes y que sean usados como diarios.
Los terapeutas que trabajan con
niños también necesitan guardar una variedad de juguetes, juegos de mesa,
colores, plastilinas y otros materiales dentro del consultorio para usarlas de
forma inmediata.
¿Se deben guardar los archivos de
los pacientes dentro del mismo consultorio?
En los hospitales e instituciones
eso no se hace. Hay un lugar específico para guardar los archivos fuera del
consultorio. Por otro lado, si es un consultorio privado eso queda a discreción
del psicoterapeuta.
MIRA LA PRIMERA PARTE DE ESTE ARTÍCULO DANDO CLICK AQUI
QUIZÁS TAMBIÉN TE INTERESE LEER:
ADQUIERE EL LIBRO "LA PIEL DE LA LLUVIA" DE ROBERTO BERRÍOS DANDO CLICK AQUÍ
No olvides dejar tu comentario
Comentarios
Publicar un comentario