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OTRAS 12 FRASES DE CAMUS

El Mito de Sísifo, libro de Albert Camus, es un ensayo filosófico que se va volviendo cada vez más complejo a medida que se pasan sus páginas. En él, Camus, trata de explicar que la vida no tiene sentido, pero que ello no es justificación para el suicidio real o filosófico. Acá dejo algunas de sus frases más interesantes: 1-. No  puede haber absurdo fuera de un espíritu humano. Así, lo ab surdo termina, como todas las cosas, con la muer te. 2-.  Existe un hecho evidente que parece entera mente moral: un hombre es siempre presa de sus verdades. Una vez que las reconoce, no puede apartarse de ellas. No hay más remedio que pa garlas. Un hombre que adquiere conciencia de lo absurdo queda ligado a ello para siempre.  3-.  Un hombre sin esperanza y consciente de no tenerla no pertenece ya al porvenir.  4-.  Buscar lo que es verdadero no es buscar lo que es deseable. 5-. Pensar es aprender de nue vo a ver, dirigir la propia conciencia, hacer de ca da imagen un lugar privileg

13 FRASES DE CAMUS EN "EL MITO DE SÍSIFO"

¿Tiene algún sentido la vida? ¿No es la vida, y todas sus rutinas, algo absurdo e ilógico? Y si la vida no tiene sentido, ¿por qué no nos suicidamos? Tales problemas fueron abordados por el gran filósofo y escritor francés, Albert Camus,  cuyo libro "El Mito de Sísifo" es una de los obras filosóficas más importantes del siglo pasado. En este libro, Camus trata de demostrar que nuestra realidad es absurda y carente de sentido racional, pero, a la vez, no induce al lector al suicidio (sea éste real o filosófico), sino que le invita a aceptar el absurdo como parte de nuestra experiencia vital. He acá algunas de las frases de Camus en el "Mito de Sísifo". Nótese que son extraídas de los primeros capítulos. Iré agregando más a medida que avance en la lectura de esta gran obra. 1-. No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio: el suicidio. Juzgar si la vida vale o no vale la pena de vivirla es responder a la pregunta fundamental de la filo

LA CACERÍA (Final)

Ariel Escorcia detuvo el vehículo en medio de la carretera y se volvió hacia la bella mujer que fingía dormir en el asiento del copiloto. Su largo cabello negro caía sobre su hombro haciendo un contraste con la piel blanca de su rostro, su cuello y su amplio escote. Sin duda, era atractiva. Tenía las facciones de una modelo de revista, buen gusto en su forma de vestir y un maquillaje perfecto. Lo único que desentonaba en ella eran las esposas de metal plateado que Ariel había puesto sobre sus muñecas. −¿Dónde está? −dijo Ariel. La mujer fingió despertar y verlo a la cara con un gesto de sorpresa. −Oficial, no sé de qué está hablando −le dijo−. Usted me arrestó ilegalmente, sin orden de captura, y yo creo… −¡Silencio! −rugió Ariel, mostrando los dientes−. Dejémonos de mentiras, señorita Jaritza Torrez… Los dos sabemos que usted es la “Cazadora de Copacabana” y que tiene secuestrada a la detective Gema Rodríguez. Jaritza sonrió. −¿Y

LA CACERÍA (Partes 1 y 2)

LA CACERÍA 1 Santiago era un psicópata. Nadie lo sabía mejor que él. Desde niño, se había ejercitado en el siniestro arte de quitar vidas destripando los gatos del vecindario y practicando torturas horrorosas en los pajarillos que lograba capturar. Al llegar a la edad adulta, había decidido hacer el paso definitivo hacia su destino de monstruo perfecto, y empezó a asesinar mujeres a las que mataba de maneras aterradoras pero exquisitas. Pronto, todos los noticieros del país le empezaron a llamar “El Cazador de Copacabana”. Seudónimo que siempre consideró elegante y honroso para un buen psicópata como él. Probablemente se hubiera sentido feliz con el reconocimiento público de no ser porque otro asesino empezó a invadir su territorio. Las muertes del novato eran achacadas al “Cazador de Copacabana”, pero él sabía que nada tenía que ver con él. La diferencia más notable era que el otro “Cazador” mataba hombres, cosa que él consideraba de muy mal gusto. Sin embargo, de